Críticas al escepticismo
Antes de comenzar debo señalar que
no resulta fácil hacer una crítica al escepticismo. Primero porque a duras
penas se le podría considerar un sistema filosófico. No crea una doctrina, no
construye un sistema, no cimenta teorías con argumentos. Se limita a poner en
duda los sistemas de otros (principalmente estoicos) y por ello no hay gran
cosa que refutar.
Y segundo porque he de reconocer
que mi opinión coincide bastante con la suya.
En cualquier caso trataré de poner
en duda su punto de vista de cuantas formas me sea posible, un poco al modo de
la antilogía que valió a Carnéades su expulsión de Roma.
Una de las críticas más comunes al
escepticismo es, irónicamente, la de tacharles
de dogmáticos.
Efectivamente
decir que no nos es posible conocer la realidad de forma nouménica (en
sí misma), más allá de nuestras propias
percepciones (phenómena), es de
por sí una afirmación categórica y dogmática. Sin embargo los escépticos se
guardaban bien de caer en semejante contradicción, quienes negaban la
posibilidad de obtener conocimiento real eran los cirenaicos con la akataléxia. Un escéptico aceptaría la
posibilidad de obtener conocimiento real pero puntualizaría que pese a lo que
le indican sus percepciones, por muy evidentes (katalépticas) que sean, únicamente puede afirmar que a él le
parecen ciertas.
El único texto en el que defienden la
postura akataléxica es el fragmento
de Timón, pero sabemos que fue escrito por el peripatético Aristocles con intención
crítica y polémica por lo que es muy probable que se trate de una reducción al
absurdo (o directamente falsedad) para desacreditarlos.
En la misma línea se les puede
echar en cara el considerar que la
suspensión del juicio (epokhé) y el
no afirmar ni negar (silencio, aphasía)
llevan a la ataraxia, que a su vez identifican con la felicidad. Para
empezar: que la ataraxia equivalga a la felicidad (o conduzca a ella) es muy
discutible. Hay que tener en cuenta que para ellos es algo cultural, se
debe al contexto histórico que vivieron (la ruptura del imperio de Alejandro, el
desmoronamiento del status quo
ateniense, el alejamiento de la política a la ciudadanía, etc.) y prueba de
ello es que tanto los epicúreos como los estoicos compartían esa visión. Sin
embargo están negando cualquier otro tipo de felicidad.
Además como camino a la ataraxia
defienden la epokhé, al parecer
ignorando las vías propuestas por las otras escuelas (disfrutar de los pequeños
placeres de la vida con moderación y someterse al destino/alma del mundo/dios
que era el Logos). Así que parece que para los escépticos es el único modo
de ser feliz.
En su defensa puedo recalcar que el
escepticismo estaba orientado a la práctica, a la epistemología, siendo la
parte ética más accesoria o anecdótica (precisamente porque no construyen todo
un sistema, como hicieron las otras escuelas, para fundamentarla). Y también
que al decir que lo consideran la única vía a la felicidad me estoy basando más
en una intuición, en la sensación personal que tengo tras haberlos estudiado.
Lo cierto es que ni Pirrón ni Acesilao escribieron nada y que todas las obras
de Timón y Carnéades se han perdido. Bien podría ser que en este punto esté
equivocado y su postura fuera diferente.
Otra crítica, con la que estoy más
de acuerdo, sería que los escépticos radicales (“rústicos”, en palabras de
Galeno) como Pirrón y Timón consideraban que todas las teorías epistemológicas eran equipotentes y se anulaban
entre sí, de ahí que lo más coherente fuera la epokhé. ¿Pero realmente todos los argumentos son equipotentes? No
lo veo tan claro. Siempre habrá unos más sólidos que otros.
Los escépticos moderados (los
académicos Arcesilao y Carnéades) sí que admiten que algunas representaciones
son más razonables o plausibles que otras para resolver el problema de la
acción (cada acto conlleva una decisión y cada decisión conlleva un juicio
entre varias opciones. La epokhé, la
suspensión del juicio, implicaría no ejecutar ninguna acción en absoluto). Pero
parece que se quedan ahí, en las representaciones. No me consta que rechacen o
se cuestionen si los argumentos de las otras escuelas filosóficas eran o no
equipotentes.
Por último se les puede recriminar que optaran por el camino fácil al no
construir un sistema y limitarse a atacar (especialmente) a los estoicos.
Siempre resultará más sencillo y cómodo refutar ideas ajenas que cimentar las
propias.
Estoy parcialmente de acuerdo con
esta objeción. A favor señalaré que lo mismo se podía decir de Zenón (el
presocrático de Elea, no el estoico Zenón de Citio). Se limitó a adoptar la
postura de su maestro/amante Parménides y se ensañó con las teorías de las
otras escuelas (especialmente pitagóricos), desmontándolas en sus epiqueremas
con deducciones ad absurdum. Y sin
embargo nadie en su sano juicio diría que no contribuyó al desarrollo de la
filosofía. Al contrario; los pitagóricos tuvieron que renovar y actualizar su
doctrina y todos los demás empezaron a hilar más fino a la hora de crear sus teorías.
Como resultado todas las escuelas filosóficas salieron fortalecidas y ganaron
en coherencia interna. Del mismo modo los escépticos han contribuido a que no
se hagan afirmaciones a la ligera (si bien es cierto que históricamente siempre
ha resultado más fácil ignorarlos).
Y en contra de esta última crítica
debo admitir que sí, podían haber contribuido más. Si Carnéades o sus sucesores
hubieran roto también con la equipotencia de los argumentos de las teorías
científicas y filosóficas podrían haber llegado así a un equivalente a nuestro
sistema científico, que admite que unas teorías son más fiables que otras pero
sigue siendo escéptico en lo tocante a si se corresponden perfectamente con la
realidad. Existen métodos para valorar la verosimilitud o probabilidad de una
teoría, del mismo modo que hacía Carnéades con las representaciones. Por citar
algunos estaría la comprobación de la lógica interna (aunque tras Zenón de
Elea, Aristóteles y Crispo quizás ya no había mucho que desarrollar en el campo
de la lógica), la navaja de Occam, la carga de la prueba (que recae en quien
afirma algo), los diferentes tipos de falacias…
Tenían camino por recorrer
manteniéndose fieles a la duda escéptica y no lo aprovecharon. Todo el sistema
científico moderno para obtener conocimiento es buena muestra de ello.